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jueves, 26 de junio de 2014

Cosas que no me encantan

Creo que ha llegado el día!  Tengo que contaros algunas cosas que no me gustan para comer.  Se me ocurrió esta mañana cuando me dirigía al trabajo. Tengo mil y una rutas para llegar, pero una de las que más me gusta es por la sagrada familia.

En una terraza había un chico tomando un pincho de tortilla de patatas, pude verlo mientras pasaba a toda prisa, niña en mano;  Qué rico! - pensé- luego vi que eataba cruda por dentro y me vino un flashback sobre todas las cosas que no me gustan... una de ellas : la tortilla de patatas cruda por dentro, jugosa dirían algunos.

Mi mente se trasladó a un día del mes de febrero cuando fui a comer a un sitio, que se supone que era lo más de lo más nouveau, moderno y chic de la ciudad, no de Barcelona, de otra ciudad.  El caso es que estaban a punto de cerrar la cocina (esta vez no diré el nombre del restaurante/bar/launch, para salvaguardar su merecida reputación); al cabo de mucho rato me trajeron una mini tortilla toda mona, en un plato todo mono, como era de esperar... El sitio era el local de moda de la ciudad, la decoración, el ambiente, incluso la gente, todo era guapo, con ese aire moderno y cool que tanto nos gusta, y de los que suelen salir en la revista glamour. 

Que delicia! Tenía ganas de clavar el tenedor y degustar la tortilla tan mona que tenía delante. Pero cuando empecé, la tortilla empezó a chorrear las entrañas, huevos crudos, patata y cebolla... Ingredientes que encajan en perfecta armonía cuando se cocinan, pero crudos!!!

El caso es que pedí a mi amigo que por favor pidiera a la camarera si me podían pasar un poco más la tortilla, que no estaba del todo descompuesta. Se la llevaron y después de mil quinientos minutos me la devolvieron, supe que era la misma por la marca del tenedor, pero no estaba del todo hecha, aún sangraba. Comí un poco de los bordes para no quedar mal, pero no pude continuar. Menos mal que en la súper carta de cosas modernas y cool habían más cosas así que me pedí una mini hamburguesa, arriesgandome a mi otra fobia: carne cruda; y para mi sorpresa, estaba en su punto de cocción, riquísima, en miniatura, justo para que disfrutes sin cansarte de su sabor.

Cuando vi la tortilla en la terraza de la sagrada familia, me acordé de que hace poco iba a comer con un amigo y me dijo que le dijera a grosso modo lo que no me gustaba, se supone que iba a cocinar él, al final acabamos comiendo en un sitio encantador al lado de la calle Tallers. El caso es que no es la primera vez que tenía que enumerar los alimentos que no me gustan y aquellos que odio, no son muchos, pero no los soporto.

1. El cordero: he intentado comerlo pero es un sabor muy fuerte para mi, incluso el olor me repugna, un día que mi amiga estaba haciendo costillitas a la plancha, el olor me dejó petrificada, no podía respirar, salí corriendo hacia una ventana, era el cordero o yo. Desde entonces no sólo odio el sabor, sino el olor.

2. Queso de cabra, cabrales y roquefort... No hace falta que lo justifique, simplemente demasiado intenso para mi gusto. Está en la categoría de los que odio.

3. Butifarra de huevo, morcilla, butifarras en general, y sus aliados grasientos, y no por grasientos, sino porque no puedo con ellas. Eliminadas de mi dieta para siempre.

4. Carne poco hecha... Sin comentarios, me gusta la comida cocinada. Y en esta entra la tortilla poco hecha o el arroz crudo.

A qué son pocas? No es tan larga la lista, la verdad es que disfruto comiendo, me encanta probar, experimentar sabores, y hacerlo en compañía. 


Ya tenéis un poco más de información sobre mi, por si algún día tenemos que compartir una comida o cena. Saludos!!


domingo, 22 de junio de 2014

Paz en medio de la tormenta

"Puedes tener paz en la tormenta, fe y esperanza cuando no puedas seguir.  Aún con tu mundo hecho pedazos, el Señor guiará tus pasos; en paz, en medio de la tormenta. "

Qué promesa más hermosa. Es la  letra de una canción de Renan Carias (me parece que se escribe así), es una canción que me ha acompañado a lo largo de mi vida, pues no es de hoy.  Son unas letras muy sencillas pero llenas de intensidad.
Puedes tener paz en la tormenta: te advierte de que vendrán situaciones a tu vida en las que te sentirás como si estuvieras en medio de un huracán.  De repente todas las cosas empiezan a romperse, te das cuenta de que lo que tenias por seguro ahora está perdido irremediablemente, puede que tu trabajo se tambalee, sufres problemas familiares que se escapan de tu control... todo va mal, y no hay nada que puedas hacer.  Es un momento idóneo para que abra la tierra y te trague.  Ese es tu único deseo.  Una auténtica tormenta. 
Yo me pregunto: ¿cuando una tormenta ha sido eterna? ¿Acaso después no ha salido el sol?
Puedes tener paz en medio de la tormenta, porque para los que aman a Dios todas las cosas ayudan a bien.

Fe y esperanza cuando no puedas seguir: habrán momentos en los que creerás que no hay nada más que hacer, que el dolor es tan fuerte que desearás la anestesia eterna.  No lo escribo por nadie en particular, sino porque yo lo he pasado, yo lo he vivido.  Hubo un momento en el que pensé que iba a perder la cabeza, y empecé a fantasear con la posibilidad de estar en un psiquiátrico, me pareció buena idea estar en una sala blanca acolchada con una camisa de fuerza y sedada. De verdad lo llegué a desear. No tenía fuerzas para seguir, no podía levantarme de la cama,  ni siquiera comer (ya es muy grave). Fe y esperanza cuando no puedas seguir.

Aún con tu mundo hecho pedazos: Aunque todo tu mundo esté roto, en pedazos tan pequeños que veas imposible volver a reconstruirlo, aún así, Dios guiará tus pasos.  Estará ahí, no te dejará aunque te alejes tu.  Cuando todo tu mundo se rompe, Dios puede construir uno mejor para ti, dejando fuera eso que destruye, esas cosas que te dañan.  Y mientras dura ese proceso te mantiene en paz en medio de la tormenta.

No es una fábula.  Y puedes creer o no.  Cuando solo tienes pena y tristeza, y no ves salida ni futuro.  Está ahí. 

Puedes tener paz en la tormenta. Puedes, puedes, puedes!!!

miércoles, 18 de junio de 2014

Día redondo! (Como un donut)

El viernes me levanté de buen humor, a pesar de padecer insomnio, y no tener motivos aparentes para estar feliz.  Digo motivos aparentes porque lo más importante lo tengo.  Un amigo me dice siempre:eres afortunada Ruth. Y creo que de tantas veces que me lo ha dicho ya me lo he empezado a creer.

El otro día le pregunté: por qué me dices que soy una afortunada?
Me dijo: porque lo más importante lo tienes.

Y es verdad, siempre lo he sabido y siempre agradezco a Dios por darme todas y cada unas de las cosas que tengo.  Vida, salud, familia, amigos, valores, buenos sentimientos, y lo más importante: una bella princesa que ilumina mis mañanas! Es ella la que me da la fuerza para seguir adelante.
Se que soy una afortunada, siempre lo he sabido, pero a veces necesitas que alguien te lo recuerde, y es agradable tener quien lo haga.

El viernes por la mañana no me costó tanto levantar a la niña, ella eataba de buen humor, activa y reactiva; hasta pude hacerle una foto antes de salir al cole, aunque si de mi dependiera fotografiaría cada minuto de su vida, porque no me canso de mirarla desde aquel primer día que la pusieron en mis brazos.
No tuvimos que correr para llegar al cole (cosa extraordinaria), y todo iba saliendo bien a lo largo del día.

Seguramente como madre e hija estábamos de buen humor,  veía las cosas desde otra perspectiva, con otras gafas distintas, todo iba saliendo mejor, o mi recepción de los hechos acontecidos aquel día eran distintos;  más alegres, más tiernos, mejores.  Con buena onda.

Por la tarde cuando llegué a casa (por fin tarde de viernes), me acordé de que tenía que cambiar la pila a un reloj, desde hacía tiempo, y el reloj iba conmigo a todos lados.  Le dije a mi nena: ponte las sandalias que nos vamos a la Joyería Castilla, (ubicada en la calle Dante). Para no enrollarme más, mientras el joyero cambiaba la pila yo me dediqué a mirar, y recordé que hace tiempo que quería un anillo para llevar en el dedo anular de la mano izquierda, en sustitución de la alianza, para poder darle vueltas.  Le dije que me enseñara unos cuantos, y me decanté por este modelo de lotus en acero.  Ya que estaba le dije a la princesa que le regalaba unos pendientes,  ella optó por un modelo muy original: unas zapatillas de bailarina de plata en color lila, la pieza parece porcelana pero no tengo claro qué es.  Después de mucha discusión y mi intento de disuadir la decisión tan firme que había tomado la peque, pensé : le has dado a elegir, que lo disfrute!
Salimos las dos felices con nuestros regalos para casa.  En la cafetería Audrey vimos unas galletas curiosas, y ya que estábamos, tiramos la casa por la ventana.  Galletas y una rica horchata.
Me encanta pasar tiempo de calidad con la princesa de mi reino, ella me hace la vida más bonita, y me quiere incondicionalmente.

Luego fuimos decidimos subir la cuesta de la Dante caminando; yo por remordimientos, y ella porque le había prometido ir al parque que vemos cuando subimos en autobús, y que siempre le digo que iremos algún día.  Ese día llegó, como llegarán todos los días de esas cosas maravillosas que esperas.

Jugamos y jugamos.  Y después baño, cena y a dormir!  Un día totalmente redondo!

miércoles, 28 de mayo de 2014

Tiempo pluscuamperfecto

Yo había sido feliz.  Esta foto es muy antigua, data de la semana santa del 2012, en un viaje que tenía como objetivo recuperar lo que habíamos perdido; aquello que ni yo misma sabía que había perdido irremediablemente, y que poco después pude comprender mejor.

No me arrepiento, pues de mi parte hice todo lo que pude y más.  Aún así, en aquel momento, en aquella playa de Colloiure fui inmensamente feliz!

Una felicidad transparente, no dependía de las personas ni de las cosas.  Era una felicidad sincera aunque estaba rodeada de mentiras,  aquel momento, aquellos días fueron buenos.

Aquellos días me dieron fuerza para seguir adelante, para seguir luchando contra corriente en una batalla que ya estaba perdida.  Esta vez, Goliat venció a David,  pero no le mató, no le cortó la cabeza.

Más adelante David se levantó, tardó mucho en curar sus heridas, y sanó. No sólo sanó y se fortaleció, sino que también aprendió a que él no era un mata gigantes solo por el hecho de haber matado a uno una vez, sino que cada gigante es distinto, cada uno necesita una estrategia diferente y mucha dedicación.

Ahora deseo volver a esos días de playa y de despreocupación. Dejar que el sol caliente mi piel, y que el mar sustituya esos malos recuerdos por unos de un azul profundo.

martes, 27 de mayo de 2014

Las voces del desierto

Día de lluvia y sol en Barcelona.  Un lunes lluvioso es lo más insoportable que se pueda imaginar.  Ya es bastante duro enfrentarte a un lunes a las 7 de la mañana, como para encima tener a la lluvia cantando una nana para que no puedas levantarte de la cama.  Lo dicho, día de lluvia y sol, porque después de diluviar sobre la ciudad condal, salió un sol deslumbrante cuando nadie lo necesitaba, al menos yo.  Ni toda esa gente que sale de casa por la mañana y no regresa hasta bien entrada la tarde.

Cuando estaba a punto de salir, decidí no llevar la tablet, por la lluvia (por la lluvia y porque está descargada). Entonces elegí un libro de papel... sí, aún existen libros de papel, y no recordaba la sensación de pasar página.

La fortuna cayó sobre "voces del desierto" de Marlo Morgan.  Empecé a leer este libro en noviembre de 2008, en el capítulo 8 lo dejé porque empecé la trilogía Millenium (los hombres que no amaban a las mujeres, la chica que soñaba con un bidón de gasolina y una cerilla, y la reina en el palacio de las corrientes de aire.  De Stieg Larsson, en catalán), para cuando la terminé empecé a leer el segundo y el tercero de Carlos Ruiz Zafón de "la sombra del viento". En fin,  como tantos otros libros que tengo inacabados, ahí estaba.

Puede ser que aquel no era su momento, no tocaría la fibra sensible de mi corazón, pues para aquella época yo era muy feliz, o al menos eso creía y eso vivía. Hoy, después de muchos palos de la vida,  muchos errores y equivocaciones, pasos en falso, tristezas profundas, estados de ansiedad y grandisimas desilusiones;  después de chocar una y otra vez contra la roca.  Después de consumirme en llama viva de fuego y volver a renacer como el ave Fénix de mis cenizas, para volver a quemarme y repetir la experiencia... etc.

Seis años después he retomado esta lectura, he releído el capítulo en el cual me había quedado,  y en el último párrafo  encontré esta joya:

"Tenía que aprender a perdonarme a mí misma y aprender del pasado, en vez de juzgarme. Ellos me demostraron que lo fundamental era aceptarme, ser sincera y quererme a mí misma para obrar de igual manera con los demás."

La clave es aprender, aprender y aprender.  Tengo que hacer las paces conmigo misma.

Recomiendo esta lectura, tanto si tienes el corazón desgarrado como si no.  Por necesidad o por ocio, o simplemente por curiosidad.
Sé que leyendo este libro no me voy a curar ni será un remedio eficaz, sólo Dios puede hacer un milagro en mi vida,  pero al menos mientras lo esté leyendo no tendré en mente mis penas.

Tranquila estoy, pues aunque ahora esté como Marlo Morgan, pasando por el desierto, una cosa tengo clara: todo pasará, porque todo pasa

miércoles, 14 de mayo de 2014

Relatos, otro de libros

Hacia muchos días que no dedicaba unas letras a mi blog!! Y no es que me haya olvidado, sino que no había encontrado el momento adecuado. 
Durante estos daos me he dedicado a leer "pequeños cuentos misóginos", de Patrica Highsmith (creo que se escribe así), el caso es que después de "la isla de las mil fuentes", un relato histórico romántico apasionante y muy intenso, tenía ganas de algo más liviano, algo fresco y con algo de humor. Hace cosa de un año alguien, no recuerdo bien bien quien, me recomendó "extraños en un tren", de la misma autora, y cuando me descargué éste, también me llamó la atención el de los cuentos misóginos. 

Según la reseña, son pequeños relatos lleno de personajes creados con la corrosidad de un ácido, destaca lo más perverso del género humano, ya que los personajes masculinos tampoco salen bien parados. 

Algo así dice la reseña, a mi, particularmente me encantó. Es una parodia exagerada, explicada con mucha naturalidad, que te sorprenden y te hacen reír a la vez, de lo inverosímil pero a la vez realista de las diversas situaciones. 

Al leer estos cuentos, me acordé del libro "Dones" (mujeres) de Isabel Clara-Simó, o de "Criaturas" de Donna León, "Mil cretins" de Quim Monzó, y "Cuentos blancos" de Montalbán. Éste último, aún no lo he terminado.

La ventaja de los pequeños relatos es que no te encadena a una historia interminable, sino que puedes jugar a los cuentos y seleccionar los que prefieres recordar y los que quieres explicar a alguien como ejemplo de lo mucho o poco que te gustó el libro, y por poco que te guste siempre hay una historia que te marca por encima de las demás, y que hace que recuerdes por los siglos de los siglos el libro. 

En el caso de los cuentos misóginos no tengo uno favorito, tengo varios: la paridora, la coqueta, la señorita perfecta, uno que no me acuerdo como se llama, pero que yo le pondría la mojigata... Y el que más: la perfeccionista.

Sí tienes ganas de leer algo nuevo, que te divierta y te haga olvidar un poco los dramones y las complicaciones de la vida, te lo recomiendo.
Es un libro que empiezas a leer, y cuando quieres darte cuenta ya lo has terminado.

Ahora estoy sumergida en "Del amor y otros demonios" de García Márquez, hacia años que no leía nada suyo, desde "La mala hora", o "Memoria de mis putas tristes", no recuerdo cual de los dos fue el último, el caso es que vuelvo a sentir la familiaridad de sus relatos, ese mundo que sólo él sabía crear, en el cual no cuesta nada sumergirse y habituarse a sus calles, paisajes, personajes y lenguaje único.


lunes, 28 de abril de 2014

Todo pasa

Hace un año y ocho meses, estaba atravesando el peor momento de toda mi vida, de mi vida anterior y posterior.  Estaba perdida y desorientada, y emocionalmente deshecha.  Me fui de viaje con mi pequeña a República Dominicana, para aclarar la mente y las ideas, y para intentar disipar todo el dolor que sentía. 

Unos amigos de la infancia al saber lo mal que estaba me concertaron una cita con una psicóloga cristiana y pastora de la iglesia de Dios de la profecía en sabana perdida, su nombre es Piedad Martínez. 

Hablé con ella largo rato, lloré, saqué todo el dolor y la rabia que llevaba dentro, y aún así no sentía tranquilidad ni paz. 

Ella me contó una historia, y hoy  vuelto a recordarla al sentirme triste nuevamente.
La historia es la siguiente:

Habían dos amigos que estaban muy unidos, tanto que el amigo era como un padre para el hijo de su amigo.  Confraternizaban juntos y se tenían mucha confianza.  Se ayudaban y apoyaban mutuamente en todos los aspectos de la vida.  Llegó un momento en el que uno de los amigos murió, dejando a su hijo solo.  El hijo sufrió la pérdida y lloró amargamente. Pero aún le quedaba el amigo de su padre, el cual estuvo a su lado durante el proceso de duelo. 
El amigo vino a ser como un padre para el chico.  Lo aconsejaba y ayudaba, corregía y animaba.  El chico se hizo del todo adulto y seguía los consejos de su segundo padre, la vida le había regalado un buen amigo que se convirtió en su mayor apoyo. 
Al cabo del tiempo éste amigo se puso enfermo de gravedad, estuvo en cama.  El chico cuidaba de él pero ya no había solución, la vida de su amigo, el que fue amigo de su padre, se le escapaba de las manos.  El joven se sentía mal, muy mal.  Vio como se repetía la historia y quedaba solo otra vez.
Ya moribundo su amigo le dio un sobre cerrado y le dijo que cuando se sienta turbado y desesperado, cuando piense que no hay salida, que se siente un momento, respire con los ojos cerrados y que después abra el sobre y lea lo que hay en él.

El amigo murió. El joven se sintió desolado y solo.  Después de encargarse del funeral y atender a todo el mundo.  Cuando estuvo solo se sentó en el suelo y empezó a recordar a sus padres, a todo aquello que habían vivido.  Un enorme dolor lo embargada.  Cerró los ojos y sacó el sobre del bolsillo, respiró y abrió el sobre.  Sólo había dos palabras escritas: TODO PASA.

Todo pasa.  En aquel momento no pude entender lo que me estaba regalando la pastora Piedad Martínez.  Cada vez que me siento mal recuerdo esas palabras "todo pasa"; como suelen decir, no hay mal que cien años dure. 

Doy fe. Todo pasa

Cada vez que te sientas mal, triste, cuando no veas salida saca el sobre de tu bolsillo y lee esas dos palabras.