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sábado, 26 de marzo de 2016

Primera cita...

A raíz de algunos acontecimientos me he vuelto a encontrar en la situación de hace un par de años,  justamente en marzo de 2014 se rompió un sueño.

Meses después me registré en una web para conocer gente,  y de ahí las citas que me dan material para mi blog :).

Después de más de un año fuera de circulación,  el amor es lo que tiene,  he decidido (decisión muy difícil)  volver poco a poco a salir de mi ostra, levantar la vista al cielo,  volver a fijar la vista al frente y dar pequeños pasos.

Volví a aquella página,  y de hecho,  en otra seguía registrada,  pero no solía mirar mucho,  antes bien,  pensaba que era una red de profesionales y tal.
El día después de volver de Roma recibí un mensaje,  que vi por casualidad,  porque estoy muy pendiente del correo electrónico para ver si tengo noticias sobre mi desaparecido cargador del ipad;  era un chico de 31 años,  gallego residente en Barcelona.  Ya de entrada me llamó la atención,  me gusta mucho el acento gallego y,  además,  tienen fama de ser buenas personas.

Intercambiamos un par de mensajes, y después de la siesta me dijo si me apetecía quedar para tomar algo,  en honor a la verdad he de decir que no me apetecía nada,  pero me había dicho que era psiquiatra y la curiosidad pudo más que yo.

Quedamos en la calle Enric Granados esquina Valencia,  para variar había llegado tarde,  porque tarde decidí que tenía que adecentarme un poco,  antes muerta que sencilla...
Cuando llegué él no estaba,  así que me puse a mirar un escaparate,  "au nom da rose", creo que se escribe así,  es una pequeña tienda especializada en rosas de todo tipo.  Había una cantidad de rosas hermosas que me sumergí en una ensoñación momentánea, y recordé que hacía mucho tiempo que nadie me regalaba flores,  ni siquiera yo misma, como solía hacer en un tiempo muy lejano,  concretamente desde Sant Jordi... mientras cavilaba entre hermosas rosas y recuerdos,  apareció él.

Más bajo de lo que me imaginaba,  y llevaba barba de al menos una semana,  no de esas barbas arregladas y cuidadas,  de las otras.

Nos dimos dos besos y fuimos tirando por la calle valencia,  paramos en un bar cuyo nombre no recuerdo y nos sentamos.  Tenía 31 años,  pero aparentaba muchos menos,  supongo que a todos nos pasa entre los 30 y los 35, justamente ese día había ido a una peluquería nueva a cortarme el pelo y la peluquera se quedó a cuadros cuando le dije que tenía 32, ella tenía 35 y parecía mi madre...
- Eres guapísima! - me dijo cuando nos sentamos. Lo que me hizo abrir los ojos y sonreír desde dentro.  - y estas mucho más buena que en las fotos- para mi que tengo la idea de que he engordado una barbaridad,  fue una grata sorpresa que me dijera esas cosas con tanta naturalidad,  pero claro,  estaba hablando con alguien que conoce la mente humana.
Me sometió al tercer grado un poco sobre mi vida y un poco sobre el que era mi trabajo y otro poco sobre lo que estoy estudiando,  y yo sólo esperaba el turno para preguntar sobre el manicomio.

Cuando por fin me tocó,  me explicó que es psiquiatra infantil en el hospital del mar, pero hace guardias en el recinto Torribera en Santa Coloma, se alegró tanto de que conociera el lugar,  porque casualmente yo había estudiado integración social justo al lado,  por lo tanto estuve un par de años yendo por la noche,  y me daba escalofríos sólo de pensar que me podría cruzar con algún loco peligroso.

Le pregunté muchísimas cosas sobre su trabajo,  y aún tengo más preguntas,  muchas más.  Tenemos en común que ambos conocemos Florida y Nueva York,  él más,  estuvo viviendo seis meses,  y antes estuvo años de intercambio en Denver, e hizo la ruta de Denver hasta california en furgoneta con amigos,  no es alucinante!?

Me dijo también algo que me gustó bastante,  que por mi experiencia laboral y por ser madre sabía mucho sobre el cuidado de la mente de los más pequeños,  algo que no me había planteado hasta ese momento,  sé la importancia,  y me interesa mantenerme informada,  y me preocupa muchísimo la salud mental de mi hija,  pero siempre había creído que no sabía nada sobre el tema.  El gallego,  que no tenía acento gallego,  me dio otro punto de vista.

Me alegro de haberlo conocido,  sirvió para romper el hielo y para conocer a alguien interesante,  aunque no vaya a haber una segunda cita.

La primavera ya llegó.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Día de No cumpleaños de la cookie

Qué frío hace hoy en Barcelona! 
Me recuerda al frío que pasé hace hoy seis años!  Un día después de la gran nevada en Barcelona,  y yo con 41 semanas y seis días de embarazo.  Sí,  nueve meses y medio.  Todo blanco por la nieve,  un frío terrible y yo esperando para dar a luz a mi princesa.

Ese día,  el 9 de marzo de 2010, ya estaba tranquila;  después de haber pasado 40 minutos tumbada en una cama de la planta seis,  con unas increíbles vistas a la montaña nevada, no quería salir de allí sin haberme dividido en dos.  Pero mi hija,  que desde siempre ha tenido mucho carácter,  decidió quedarse un día más dentro de su mami.

Antes de salir del hospital me dieron un papel con el que tenía que volver al día siguiente para ingresar, por fin! -pensé y lo dije en voz alta y a todo el mundo- mañana nacerá mi pequeña!

El caso es que fuimos a desayunar,  los dos estábamos desesperados,  fuimos a ver a unos amigos que habían tenido un bebé,  volvimos al barrio,  yo hice una siesta muy tranquila porque al día siguiente iba a nacer.

Llamé a mi hermana y le dije que me arreglara el pelo porque mañana tenía que ingresar. 
Estaba tan tranquila y feliz que mientras mi hermana me alisaba el pelo me empezaron las contracciones cada 5 minutos.  Aguanté como una campeona a que terminara,  el pelo es sagrado...

Feliz no cumpleaños mi cookie

martes, 1 de marzo de 2016

Cuida tus palabras...

Buenos días amigos!
Hoy quería compartir una cosa que me sucedió con mi pequeña y que luego me hizo reflexionar.
El domingo le iba a preparar una de las comidas que más le gustan.  Arroz con huevo frito;  a la hora de freír el huevo se puso pesada pidiéndome que la dejara cascar el huevo y ponerlo en la sartén. Le dije que no varias veces,  porque no sabía,  porque es pequeña y porque se puede quemar,  que es una de las cosas que me dan más miedo y me pongo nerviosa sólo de pensarlo.
Al final acepté por su persistencia,  algo que admiro mucho de los niños,  que no se dan por vencidos.  Cuando llegó el momento,  intentó cascarlo varias veces y no lo consiguió,  ahí estaba yo agobiando diciéndole que cuidado,  que así no y tal;  el huevo se rompió de mala manera,  cayendo parte dentro de la sartén y parte fuera.
Le dije,  mira lo que has hecho... apararta que está caliente y te puedes quemar.

Ella se apartó y fue hasta la puerta de la cocina,  por la parte de afuera.  Cuando terminé y salí,  la vi conteniendo las lágrimas.  En ese preciso instante se me rompió el corazón.

Qué pasa mi vida? - le dije con voz suave.
Cuca...
Es que me parece que no lo he hecho bien- me dijo mientras dejaba caer las lágrimas- me salió mal mamá.

Yo misma estuve a punto de llorar,  con mi comentario la hice sentir mal y ahora tenía que arreglarlo como fuera.
No mi amor- empecé- a mí me pasó lo mismo la primera vez que lo hice,  y yo era más grande que tu.  Lo que sucede es que no sabes,  pero a partir de ahora practicaremos más,  y verás como te saldrá mejor,  además mira,  vas a comer un huevo frito que has hecho tú,  está igual de rico.  Nadie nace sabiendo mi vida,  todo es cuestión de aprender y practicar. Perdona que te haya hablado así,  pero me pongo nerviosa pensando en que te puedes quemar.

Ella se secó las lágrimas y me abrazó.  Me dijo que no pasaba nada.

A veces pienso,  qué he hecho tan bueno en la vida para merecer un regalo como ese.  Es lo más grande que se puede desear. 

Debemos tener mucho cuidado con las palabras que decimos tanto a los niños como a los demás.  De ahí vienen muchas creencias limitantes, baja autoestima y los futuros problemas que pueda acarrear. 

Pido a Dios poder darme cuenta a tiempo cada vez que meta la pata de esta manera.  Y espero que sirva para que revisemos nuestro lenguaje hacia los más pequeños,  hacia los demás, y hacia nosotros mismos.  De verdad que no somos conscientes del poder de nuestras palabras.

Eso es todo,  buenos días!