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miércoles, 23 de septiembre de 2015

Próxima parada: aeropuerto internacional de Miami

Saliendo de la aduana con el sentimiento de haber sido timada por los agentes que se quedaron con mi jamón,  pensé que podría haber sido peor, fuimos corriendo para facturar las maletas.

Yo arrastraba las dos grandes y Gabi la de mano,  la pobre corría detrás de mí y ya estaba cansada.  Cuando llegamos a la fila para facturar estaban llamando a los pasajeros que iban a California,  esa era su última llamada.  Cuando llegamos a la fila entonces me di cuenta de lo difícil que sería comunicarme sin hablar inglés.

Me colé como pude y con toda la cara del mundo y me acerqué a un chico,  Gabi me esperaba a unos pasos de distancia,  le dije amablemente que teníamos que llegar a Miami y que nuestro avión estaba a punto de salir, dicho esto le di los billetes,  él buscó información en el ordenador y meneó la cabeza,  introdujo unos datos e imprimió un papel,  tachó el billete anterior y me dio otro nuevo... yo estaba desconcertada porque aún pensaba que teníamos tiempo de tomar el avión de las 20.30h, pero no. Porque las maletas aún no estaban facturadas y quedaban unos 5 minutos para el despegue,  así que nos dio para el siguiente vuelo,  pero todo eso no lo supe hasta que llegamos al gate número 5, que fue la información que más recalcó.  Fuimos corriendo a la puerta de embarque y aún teníamos que esperar dos horas!

Vaya,  a esperar y esperar.  Fuimos al lavabo,  paseamos,  comimos y seguimos esperando.  Cuando llegó la hora me acerqué al mostrador y había retraso.  El avión estaba ahí,  pero entraba y salía gente.  La azafata anunció que el embarque se retrasaría 40 minutos,  tras 40 minutos otros 40, y tras esos 40 una hora y media.  Gabriela en un momento se sentó en el suelo y se durmió,  sentí una pena profunda y no tenía forma de comunicar a mis amigos el retraso.

Cuando logramos embarcar tres horas después,  parecía que estábamos en el polo norte,  hacía un frío increíble dentro del avión,  se podía cortar el aire acondicionado en cubitos de hielo.  Las dos nos dormimos heladas,  yo intentando calentar como podía a la niña,  sentí miedo de que se enfermara.

Cuando llegamos al aeropuerto internacional de Miami,  buscamos las maletas y salimos.  No había nadie esperándonos,  lo que más temía se había hecho realidad.  Buscamos por todas partes,  salimos y entramos,  y Gabi ya no podía con su cuerpecito huesudo,  estaba fuera de combate.  Tenía que cargar con las maletas y hacerla andar a ella medio dormida. Intenté varias veces llamar desde una cabina y solo me salía la voz de la operadora diciendo no sé qué de esta llamada,  pregunté a gente como tenía que marcar y las monedas que tenía que meter y nadie me daba una respuesta.  En aquellos momentos sentí mucho miedo,  pero muy dentro de mi sabía que saldría de esa situación.  Subí a la tercera planta y me quedé donde habían unos sofás,  la Gabi se puso a dormir en uno de ellos,  yo hablé con una señora para ver si me dejaba llamar,  pero me dijo que estaba esperando una llamada y no tenía batería.  Yo ya estaba totalmente desesperada,  y pedía a Dios un salida,  estaba exhausta y no podía pensar con claridad.

Pasó un señor,  su nombre es Armando,  un señor cubano que trabaja de limpieza  del aeropuerto,  le expliqué la situación y se me aguaron los ojos, aunque pude contener el llanto.  El hombre me dijo que nunca había visto un número tan largo y tal,  entre tanto vino otra señora cubana y él le explicó,  ella le dijo que marcara todos los números y él lo hizo.  Se comunicó con mi amigo Trixid, y le dio las coordenadas de donde estábamos.  Yo respiré y entonces sí se me escaparon las lágrimas viendo a Gabi dormir en aquel sofá y sabiendo que dentro de un par de horas todo estaría resuelto. 

Di gracias a Dios por haber puesto a aquel hombre en mi camino como un ángel.  Me puse al lado de la niña y no pude evitar dormirme un rato.  El señor Armando se paseaba por ahí para comprobar que estábamos bien,  a las 6.00h acabó su turno y vino a despedirse,  nos dijo que no nos fuéramos de ahí que mi amigo nos iba a recoger.  Una hora después llegó Trixid,  nunca me había alegrado tanto de ver a alguien,  y así mismo se lo dije.  Le expliqué la odisea y él me explicó la de ellos también.  Una falta de coordinación terrible

Pero todo había terminado bien,  al poco rato de estar en el coche llamó el señor Armando y le dijimos que estaba todo resuelto y le dimos infinitas gracias. Nunca me olvidaré de ese hombre y lo que hizo por nosotras en aquel momento.

Trixid nos llevó al Starbucks a buscar un café,  ese fue el principio de nuestra historia en Estados Unidos de América.

viernes, 18 de septiembre de 2015

La increíble pero cierta historia de cómo entramos en Estados Unidos de América

Después de más de dos semanas en España tras pasar las vacaciones de nuestra vida hasta el día de hoy, creo que ya va siendo hora de escribir al respecto.  Allí me costaba un poco hacerlo, porque estaba viviendo muchas experiencias,  además tenía limitación comunicativa y a la Cookie 24/7,  bueno,  todo eso suena a excusa y precisamente eso es lo que es. 

Ahora, después de varias semanas en casa,  tengo todo más ordenado en mi cabeza y me gustaría ser capaz de explicar algunas de nuestras vivencias.  Los amigos más íntimos y la familia ya han oído algunas anécdotas, pero yo quiero explicar otras tantas.  Para ello voy a empezar por el principio.

Después de 9 horas en el avión que salió de Barcelona dirección Charlotte, Carolina del Norte,  y después de haber visto tres películas: Los vendedores,  fast&furius y una comedia de Sofía Vergara (material para otra entrada de blog), llegamos a Estados Unidos!

Estábamos emocionadas aunque nos faltaban dos horas para embarcar hacia nuestro destino final: aeropuerto internacional de Miami.

Salimos del avión felices al igual que el resto de pasajeros,  que eran muchos. Nos topamos con una enorme cola,  aquello era inmigración; pensé menos mal que vamos con tiempo de sobra... mal pensamiento.

La fila avanzaba a paso/hora, es una exageración,  pero nunca había visto una fila ir tan lenta,  y eso que estamos acostumbrados a hacer fila en todas partes.  Empecé a preocuparme un poco porque ya era totalmente consciente de que ya no me encontraba en la seguridad de mi país de procedencia, ni siquiera de mi país de origen, y por lo tanto no me iba a poder comunicar con fluidez,  todos mis sentidos estaban puestos en intentar entender lo que me preguntaran para dar una buena respuesta. La angustia fue creciendo por momentos cuando estaba a punto de llegar nuestro turno. Cuando estábamos en la línea esperando la entrevista con el agente de aduanas,  se nos acercó una trabajadora que nos tenía que indicar el número de mesa/salida que nos tocaba, y lo hizo en español.

Cuando llegamos a donde estaba el agente,  era como uno de esos policías negros de las películas,  más bien guapo y de aspecto serio.  Me preparé mentalmente para ofrecer la más radiante de mis sonrisas a pesar del cansancio,  el tiempo de cola,  las veces que tuve que repetir "Gabi baja de ahí", "Gabriela deja eso", "Gabriela ven aquí", "niña,  haz caso", "una tontería más y verás", "Gabriela deja esas maletas"... a pesar de que durante esa larga espera la niña estuvo más movida que durante todo el viaje... mi más radiante sonrisa.

Buenas noches.  El agente empezó a hablar en inglés (obvio), y me preguntó el motivo del viaje, al ver que me costaba seguirlo empezó a hablar en español de aquella manera,  pero peor era nada.  En aquel momento me acordé de las innumerables veces que Mike me había dicho que teníamos que mejorar mi inglés, le dije que era la primera vez que viajábamos a USA y que estaríamos un mes de vacaciones en casa de unos amigos. Me preguntó si llevaba comida,  dudé un momento,  aunque me lo preguntó en inglés lo había entendido bien,  entonces él me dijo: comida.

Ahh, sí.  Llevo olivas, vino tinto y blanco, y jamón ibérico. 

Puso una cara algo extraña, pero asintió.  Me pidió la huella,  me pidió que mirara un escaner ocular,  saludó a Gabriela y selló los pasaportes,  me devolvió la hoja de aduana con una gran "A" escrita. 

Welcome to Unite States, me dijo sonriendo amablemente, y yo le devolví la sonrisa. 

Había oído hablar mucho del deficiente y antipático servicio de aduanas de los Estados Unidos,  pero a mi en aquel momento no me pareció ni deficiente ni antipático,  más bien algo cálido y empático. Lo agradecí en el alma. 

Siguiente paso: ir a buscar las maletas y volver a facturar.

Cuando íbamos a salir de aduana con las maletas,  corriendo a toda pastilla,  nos detuvo otro agente del aeropuerto, tiene que pasar por aquella sala- me dijo.
Venga a correr otra vez,  tic-tac...

Llegamos a la otra sala y habían dos agentes altos y robustos que me indicaron que abra la maleta donde llevaba el jamón.  Precisamente era la que tenía un candado de combinación.  Primer intento fallido,  no sé qué me pasaba,  pero no podía abrir la maleta, supongo que de los nervios por perder el vuelo de conexión, los nervios por no entender bien a los agentes, que, por cierto,  se empeñaban en hablar una mezcla de español e inglés, todo hay que decirlo;  toda clase de nervios,  y encima la dichosa combinación.

Gabriela, abre la maleta- le dije cuando ya no podía.
La niña obediente puso la combinación con aquellas manos pequeñitas y como por arte de un encantamiento la maleta se abrió.
Oh, Gabriela!  -exclamó uno de los agentes.

Rápidamente saqué la bolsa que llevaba medio kilo de jamón ibérico dividido en dos sobres envasados al vacío.  Los agentes, sin ningún tipo de miramientos ni compasión,  lo tomaron y lo pusieron en una bolsa grande donde pude ver muchos sobres más de jamón y embutidos.

Yo simplemente pensaba que querían inspeccionar el tipo de jamón,  pero no,  se lo quedaron "sin tantita pena".

Menuda cara dura!  Ya podía haberles dejado unas olivas y un vino tinto para completar el aperitivo que se iban a tomar esa noche.  Lo que pasó a continuación es material para otra entrada.  No te lo pierdas!

martes, 15 de septiembre de 2015

Reencuentro en New Jersey. Todo es posible.

Durante la semana que estuve viviendo en New Jersey tuve la oportunidad de conocer gran parte de la ciudad.  La ubicación en era perfecta,  ya que era como vivir a las afueras de New York,  sin el ritmo vertiginoso de tanta actividad, actividad que fascina,  pero que como en Barcelona,  para dormir y descansar necesito retirarme.

La parte de woodland donde estábamos,  en casa de mi hermana Scarlett, era un terreno montañoso, todo hay que decirlo, y es que,  a diferencia de la Florida,  New York y New Jersey están en montaña,  New York menos,  pero New Jersey tiene una parte bastante montañosa,  lo que me impresionó bastante;  de hecho la calle donde vivíamos se llama Montain Park Road.

La casa es una pasada,  consta de tres pisos bien distribuidos.  Abajo de todo hay una sala de juego con play station,  wii y una pantalla enorme,  un sillón para mi sobrino Zabdiel, y un comidísimo sofá de piel color beige,  ideal para una siesta mientras que los niños juegan, comprobado. A parte de la sala de juego hay un comedor para cuando la cosa se pone seria. En el primer piso se encuentra la típica cocina americana tal cual se ve en las películas, con el único detalle de la greca (así llamamos en RD a la cafetera de toda la vida); al otro lado de la cocina, en la entrada hay un sofá en forma de "u" de piel marrón oscuro precioso y muy cómodo.  También es planta, que es la planta baja, consta de un baño completo y dos grandes habitaciones;  en el segundo piso tenemos dos habitaciones dobles y otro baño completo. Fuera de la casa hay un aparcamiento para dos coches grandes y una plaza más fuera,  y un gran patio.  Lo dicho,  una gozada de casa.  Es bueno tener familia repartida por el mundo.

Lo mejor de la estancia en New Jersey no fue la lujosa casa,  ni tampoco las comodidades ni las excelentes atenciones de mi manita Scaly, no fue el acceso a todas las tiendas de las mejores marcas,  tampoco el restaurante boricua en el que comíamos,  ni siquiera el acceso directo a New York con todo lo que conlleva (eso es material para otra entrada de blog), lo mejor de lo mejor de lo mejor (señor,  y con honores) fue reencontrarme con mi familia de cuando era pequeña y me llamaban "la ardillita" (seguramente por lo tranquila que era). Lo mejor fue ver a mi otra doña Aura,  a mi mamá Morena, que en realidad es hija de doña Aura, pero que se ocupaban entre todos de cuidarnos a mis hermanos y a mi cuando éramos pequeños,  por eso son nuestra segunda familia,  y hacía casi 20 años que no nos veíamos.

Pasar la tarde del domingo con ellos y hablar de aquellos maravillosos años fue un renacer para mi alma,  y ver como Morena jugaba con Gabi fue como verme a mi misma desde fuera.  Ellas me confirmaron lo que siempre me explica mi padre: esa niña es una versión de mi misma,  igual de movida,  igual de inteligente y con esos ojos expresivos. 

En cada abrazo pude sentir el amor limpio de quien también me vio nacer. A la vida le pido que no me deje olvidar mis raíces,  que nunca olvide de donde vengo.

Esa familia y la mía están unidas por un pasado común y unas vivencias que quiero recordar mientras viva,  y quiero recordarlas con gratitud,  pues personas como esas están en peligro de extinción.
Esas son las cosas por las que vale la pena luchar,  lo demás, al fin y al cabo son pasajeras.

martes, 8 de septiembre de 2015

Crea una anti-lista

Hoy me ha llegado un correo electrónico bastante interesante de una persona que se gana la vida ayudando a los demás a explotar su lado más creativo y sacar partido de ello.  En mi caso no da mucho resultado, aunque tampoco estoy haciendo el curso que proponía, pero sí estoy apuntada a recibir información, porque la información nunca está demás.
En estos momentos que estoy viviendo, tiempos de cambios y de adaptación,  me ha venido como anillo al dedo ese mensaje en el que explicaba lo que tienes que hacer para quedarte en el mismo lugar y no avanzar.  La idea es algo así como crear una anti lista que te ayudará a ver las cosas más claras.  Yo no lo tengo del todo claro pero empezaré a hacer una a ver si se me aclaran las ideas.

Podéis probarlo si queréis,  aquí adjunto un trozo del email para que os hagáis una idea,  es un ejemplo que espero que os sea útil.
  Buenas noches!