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lunes, 12 de junio de 2017

Con un poco de azúcar...

Iba en el metro tomando café en el vaso termo del Starbucks que me regaló mi amigo Trixid el verano pasado en Naples, como hacíamos tantos viajes por carretera toda la familia, yo necesitaba rellenar en los dunkinkoffe o en los Starbucks que encontrábamos en los diferentes estados recorridos,  tenía el termo para cuando no hubiera café en carretera; estaba tomando mi café, pero me di cuenta de que estaba un poco bastante amargo para mi gusto.

Conozco personas que toman el café negro y sin azúcar,  otras como el marido de mi amiga Raquel,  le ponen un poco de café al azúcar,  y existen tantas variedades para tomarlo como personas que lo toman,  es una cuestión de gusto personal.  Yo creo que la persona que tiene claro como le gusta el café,  tiene claras muchas cosas en la vida, así los que tienen claro cómo no les gusta,  tienen la tendencia a buscar una solución,  pero esto es solo una teoría mía.
Mientras tomaba el café observaba a la gente,  uno de mis pasatiempos favoritos en el metro,  observando,  veía que casi todos estaban muy serios,  vale que eran las 7.00h, pero todos serios?  Algunos tristes,  otros como enfadados,  y nadie sonreía,  ni tenía una expresión relajada,  nadie.
En ese momento me sentí una más del rebaño,  yo debía de tener esa misma cara,  pensé.  Esta gente se dirige hacia su trabajo o estudios,  y cuando lleguen, probablemente,  no habrán cambiado de expresión.  La típica persona a quien le das los buenos días y te responde que buenos serán para ti, o esa persona que con su sola presencia trae malas vibraciones,  la que siempre está fatal,  la que está hasta el gorro de todo,  con la que la vida es injusta,  la persona que lo ha pasado muy mal,  la víctima,  la persona que está en guerra con el mundo (en modo llanero solitario), la persona que solamente explica penas,  la persona tóxica...



Quise parar de pensar en ello mientras pensaba que yo me estaba tomando el café amargo,  no me era agradable,  pero lo estaba tomando y estaba dispuesta a seguir haciéndolo,  pero por qué?  Podía elegir no hacerlo,  no era una obligación.
De repente me vino a la cabeza que muchas veces llevo en el bolso sobres de azúcar,  como tomo azúcar moreno,  a veces en vez de tirar el sobre de blanco que me dejan en la mesa,  me lo guardo.
Puse un sobre en el café,  y tal como lo probé de nuevo,  se dibujó una sonrisa en mis labios,  me sentí como luz en medio de todas aquellas personas,  entonces me vino a la cabeza esa canción de Mary Poppins "con un poco de azúcar esas píldoras que os dan pasará mejor, con un poco de azúcar esas píldora que os dan satisfechos tomaréis ".
Yo ya había puesto ese poco de azúcar,  y estaba FELIZ,  cómo puede cambiar tanto la cosa con un poco de azúcar?

Pero también me pregunto por qué no pongo un poco de azúcar en otras áreas de mi vida,  por qué tengo que tomar la píldora sólo con agua?
No estoy aquí vendiendo una frase barata de autoayuda, pero si cada uno pone un poco de azúcar,  yo creo que el paisaje cambiaría.  Me gusta ese nuevo anuncio que dice: para vivos vivientes (o algo así).
No te limites con estar vivo,  vive!
No subsistas, vive!
Pon un poco de azúcar y saborea,  el tiempo que se va no regresa.
Ahora soy consciente de que estaréis todo el día con la cancioncita en la cabeza,  como me pasó a mí,  pero si es la forma de buscar ese poco de azúcar, pues habrá merecido la pena.

https://m.youtube.com/watch?v=VF8r540I3FY