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viernes, 18 de septiembre de 2015

La increíble pero cierta historia de cómo entramos en Estados Unidos de América

Después de más de dos semanas en España tras pasar las vacaciones de nuestra vida hasta el día de hoy, creo que ya va siendo hora de escribir al respecto.  Allí me costaba un poco hacerlo, porque estaba viviendo muchas experiencias,  además tenía limitación comunicativa y a la Cookie 24/7,  bueno,  todo eso suena a excusa y precisamente eso es lo que es. 

Ahora, después de varias semanas en casa,  tengo todo más ordenado en mi cabeza y me gustaría ser capaz de explicar algunas de nuestras vivencias.  Los amigos más íntimos y la familia ya han oído algunas anécdotas, pero yo quiero explicar otras tantas.  Para ello voy a empezar por el principio.

Después de 9 horas en el avión que salió de Barcelona dirección Charlotte, Carolina del Norte,  y después de haber visto tres películas: Los vendedores,  fast&furius y una comedia de Sofía Vergara (material para otra entrada de blog), llegamos a Estados Unidos!

Estábamos emocionadas aunque nos faltaban dos horas para embarcar hacia nuestro destino final: aeropuerto internacional de Miami.

Salimos del avión felices al igual que el resto de pasajeros,  que eran muchos. Nos topamos con una enorme cola,  aquello era inmigración; pensé menos mal que vamos con tiempo de sobra... mal pensamiento.

La fila avanzaba a paso/hora, es una exageración,  pero nunca había visto una fila ir tan lenta,  y eso que estamos acostumbrados a hacer fila en todas partes.  Empecé a preocuparme un poco porque ya era totalmente consciente de que ya no me encontraba en la seguridad de mi país de procedencia, ni siquiera de mi país de origen, y por lo tanto no me iba a poder comunicar con fluidez,  todos mis sentidos estaban puestos en intentar entender lo que me preguntaran para dar una buena respuesta. La angustia fue creciendo por momentos cuando estaba a punto de llegar nuestro turno. Cuando estábamos en la línea esperando la entrevista con el agente de aduanas,  se nos acercó una trabajadora que nos tenía que indicar el número de mesa/salida que nos tocaba, y lo hizo en español.

Cuando llegamos a donde estaba el agente,  era como uno de esos policías negros de las películas,  más bien guapo y de aspecto serio.  Me preparé mentalmente para ofrecer la más radiante de mis sonrisas a pesar del cansancio,  el tiempo de cola,  las veces que tuve que repetir "Gabi baja de ahí", "Gabriela deja eso", "Gabriela ven aquí", "niña,  haz caso", "una tontería más y verás", "Gabriela deja esas maletas"... a pesar de que durante esa larga espera la niña estuvo más movida que durante todo el viaje... mi más radiante sonrisa.

Buenas noches.  El agente empezó a hablar en inglés (obvio), y me preguntó el motivo del viaje, al ver que me costaba seguirlo empezó a hablar en español de aquella manera,  pero peor era nada.  En aquel momento me acordé de las innumerables veces que Mike me había dicho que teníamos que mejorar mi inglés, le dije que era la primera vez que viajábamos a USA y que estaríamos un mes de vacaciones en casa de unos amigos. Me preguntó si llevaba comida,  dudé un momento,  aunque me lo preguntó en inglés lo había entendido bien,  entonces él me dijo: comida.

Ahh, sí.  Llevo olivas, vino tinto y blanco, y jamón ibérico. 

Puso una cara algo extraña, pero asintió.  Me pidió la huella,  me pidió que mirara un escaner ocular,  saludó a Gabriela y selló los pasaportes,  me devolvió la hoja de aduana con una gran "A" escrita. 

Welcome to Unite States, me dijo sonriendo amablemente, y yo le devolví la sonrisa. 

Había oído hablar mucho del deficiente y antipático servicio de aduanas de los Estados Unidos,  pero a mi en aquel momento no me pareció ni deficiente ni antipático,  más bien algo cálido y empático. Lo agradecí en el alma. 

Siguiente paso: ir a buscar las maletas y volver a facturar.

Cuando íbamos a salir de aduana con las maletas,  corriendo a toda pastilla,  nos detuvo otro agente del aeropuerto, tiene que pasar por aquella sala- me dijo.
Venga a correr otra vez,  tic-tac...

Llegamos a la otra sala y habían dos agentes altos y robustos que me indicaron que abra la maleta donde llevaba el jamón.  Precisamente era la que tenía un candado de combinación.  Primer intento fallido,  no sé qué me pasaba,  pero no podía abrir la maleta, supongo que de los nervios por perder el vuelo de conexión, los nervios por no entender bien a los agentes, que, por cierto,  se empeñaban en hablar una mezcla de español e inglés, todo hay que decirlo;  toda clase de nervios,  y encima la dichosa combinación.

Gabriela, abre la maleta- le dije cuando ya no podía.
La niña obediente puso la combinación con aquellas manos pequeñitas y como por arte de un encantamiento la maleta se abrió.
Oh, Gabriela!  -exclamó uno de los agentes.

Rápidamente saqué la bolsa que llevaba medio kilo de jamón ibérico dividido en dos sobres envasados al vacío.  Los agentes, sin ningún tipo de miramientos ni compasión,  lo tomaron y lo pusieron en una bolsa grande donde pude ver muchos sobres más de jamón y embutidos.

Yo simplemente pensaba que querían inspeccionar el tipo de jamón,  pero no,  se lo quedaron "sin tantita pena".

Menuda cara dura!  Ya podía haberles dejado unas olivas y un vino tinto para completar el aperitivo que se iban a tomar esa noche.  Lo que pasó a continuación es material para otra entrada.  No te lo pierdas!

martes, 15 de septiembre de 2015

Reencuentro en New Jersey. Todo es posible.

Durante la semana que estuve viviendo en New Jersey tuve la oportunidad de conocer gran parte de la ciudad.  La ubicación en era perfecta,  ya que era como vivir a las afueras de New York,  sin el ritmo vertiginoso de tanta actividad, actividad que fascina,  pero que como en Barcelona,  para dormir y descansar necesito retirarme.

La parte de woodland donde estábamos,  en casa de mi hermana Scarlett, era un terreno montañoso, todo hay que decirlo, y es que,  a diferencia de la Florida,  New York y New Jersey están en montaña,  New York menos,  pero New Jersey tiene una parte bastante montañosa,  lo que me impresionó bastante;  de hecho la calle donde vivíamos se llama Montain Park Road.

La casa es una pasada,  consta de tres pisos bien distribuidos.  Abajo de todo hay una sala de juego con play station,  wii y una pantalla enorme,  un sillón para mi sobrino Zabdiel, y un comidísimo sofá de piel color beige,  ideal para una siesta mientras que los niños juegan, comprobado. A parte de la sala de juego hay un comedor para cuando la cosa se pone seria. En el primer piso se encuentra la típica cocina americana tal cual se ve en las películas, con el único detalle de la greca (así llamamos en RD a la cafetera de toda la vida); al otro lado de la cocina, en la entrada hay un sofá en forma de "u" de piel marrón oscuro precioso y muy cómodo.  También es planta, que es la planta baja, consta de un baño completo y dos grandes habitaciones;  en el segundo piso tenemos dos habitaciones dobles y otro baño completo. Fuera de la casa hay un aparcamiento para dos coches grandes y una plaza más fuera,  y un gran patio.  Lo dicho,  una gozada de casa.  Es bueno tener familia repartida por el mundo.

Lo mejor de la estancia en New Jersey no fue la lujosa casa,  ni tampoco las comodidades ni las excelentes atenciones de mi manita Scaly, no fue el acceso a todas las tiendas de las mejores marcas,  tampoco el restaurante boricua en el que comíamos,  ni siquiera el acceso directo a New York con todo lo que conlleva (eso es material para otra entrada de blog), lo mejor de lo mejor de lo mejor (señor,  y con honores) fue reencontrarme con mi familia de cuando era pequeña y me llamaban "la ardillita" (seguramente por lo tranquila que era). Lo mejor fue ver a mi otra doña Aura,  a mi mamá Morena, que en realidad es hija de doña Aura, pero que se ocupaban entre todos de cuidarnos a mis hermanos y a mi cuando éramos pequeños,  por eso son nuestra segunda familia,  y hacía casi 20 años que no nos veíamos.

Pasar la tarde del domingo con ellos y hablar de aquellos maravillosos años fue un renacer para mi alma,  y ver como Morena jugaba con Gabi fue como verme a mi misma desde fuera.  Ellas me confirmaron lo que siempre me explica mi padre: esa niña es una versión de mi misma,  igual de movida,  igual de inteligente y con esos ojos expresivos. 

En cada abrazo pude sentir el amor limpio de quien también me vio nacer. A la vida le pido que no me deje olvidar mis raíces,  que nunca olvide de donde vengo.

Esa familia y la mía están unidas por un pasado común y unas vivencias que quiero recordar mientras viva,  y quiero recordarlas con gratitud,  pues personas como esas están en peligro de extinción.
Esas son las cosas por las que vale la pena luchar,  lo demás, al fin y al cabo son pasajeras.

martes, 8 de septiembre de 2015

Crea una anti-lista

Hoy me ha llegado un correo electrónico bastante interesante de una persona que se gana la vida ayudando a los demás a explotar su lado más creativo y sacar partido de ello.  En mi caso no da mucho resultado, aunque tampoco estoy haciendo el curso que proponía, pero sí estoy apuntada a recibir información, porque la información nunca está demás.
En estos momentos que estoy viviendo, tiempos de cambios y de adaptación,  me ha venido como anillo al dedo ese mensaje en el que explicaba lo que tienes que hacer para quedarte en el mismo lugar y no avanzar.  La idea es algo así como crear una anti lista que te ayudará a ver las cosas más claras.  Yo no lo tengo del todo claro pero empezaré a hacer una a ver si se me aclaran las ideas.

Podéis probarlo si queréis,  aquí adjunto un trozo del email para que os hagáis una idea,  es un ejemplo que espero que os sea útil.
  Buenas noches!

viernes, 14 de agosto de 2015

Going to Naples, última parte.

Ya estamos en la recta final del recorrido, la verdad es que no ha sido para tanto gracias al wifi del bus y a la belleza del paisaje.
Es muy difícil captar en fotos lo que veo desde la ventana,  paisajes increíbles que quedarán para siempre en mi retina.
Recuerdo todos los viajes por carretera,  me encantan aunque no conduzco.  Me gusta ver el mar y las montañas,  aunque en Florida no hay montañas,  pero si muchos lagos, y una vegetación exuberante,  supongo que por eso debieron ponerle ese nombre "Florida". Tierra bendecida con agua y un clima que hace crecer todo lo que plantan en ella.
Ahora estamos en Fort Myers, cerca de Naples,  es la última parada. 
Gracias a Dios que nos ha permitido llegar con bien y que me ha permitido comunicarme con mi inglés macarronico (como dice Michel). Si es que somos muy echadas pa'lante.
Dentro de media hora estaremos en Naples,  de vuelta a casa (casa provisional, pero casa al fin).

Going to Naples, inside the bus.

Cómo la espera era larga entramos en un "starbucks", lo que no había hecho nunca en España, pero para encontrar un café más o menos bebible hay que pagarlo caro.

Había oído hablar del café americano,  incluso cuando trabajaba en la cafetería solía preparar algunos,  se trata de un café muy largo,  el antónimo de un expresso; pero lo que se bebe aquí no tiene nombre.  El primer día me quejé a Mike,  y lo que me dijo es lo que me dice siempre que me quejo de algún café: lo que pasa es que tú eres demasiado exigente con el café.
No,  no y no!  Si es verdad que soy exigente con el café,  pero en este caso ni tampoco en el caso de la cadena Tento estoy exagerando. Simplemente expongo los hechos tal y como son. El café es horrible y todos mis amigos aquí me han dado la razón.

Al margen de eso, ahora nos encontramos en la estación de autobús en Orlando,  hoy está siendo un gran día,  ya que me he tenido que espabilar;  aquí nadie habla español y he tenido que preguntar la conexión de mi próximo autobús,  la hora de salida y la puerta.  Después pedir comida, todo en inglés.

El bus que nos trajo hasta aquí desde Kissimmee parecía sacado de una película noventera con todos los personajes típicos americanos noventeros, con la única diferencia que en vez de walkman la gente lleva portátiles y smartphones, y que hay wifi y enchufes para cargar.  De verdad,  creo que deberían hacerse mirar la flota de buses, porque se están quedando anticuados con 20 años de diferencia.
A ver qué nueva aventura nos espera de camino a Tampa, donde haremos la próxima parada.

Going to Naples, tercer intento.

Son las 8.53 de la mañana,  y estamos en la estación de autobús de Kissimmee (Orlando) esperando a que abran la tiket office dentro de 7 minutos.

La pregunta es ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
La respuesta es muy sencilla pero larga de explicar:

Antes de ayer hicimos una reserva en una web de servicios de transporte llamada "Florida Shuttle Transportation", y pongo su nombre para que conste en acta y para que se pueda entre leer mi grado de indignación con dicha compañía.  El caso es que hicimos una reserva para ayer a las 5.45h para ir hasta Naples, FL.

Ahí estábamos a las 5.25 de la madrugada listas para ir a Naples... 5.45h, 5.55h, 6.00h, 6.15h, 6.30h,  y nosotras esperando y esperando.  Se me acerca una chica hondureña y empezamos a hablar,  ella me dice que el bus llegará a las 7.25 de la mañana.  Yo para mis adentros pienso: demasiado retraso pero bueno. Al llegar el bus me dice el conductor que ese no va para Naples,  pero yo veo que es la misma compañía,  le enseño el comprobante de la reserva y él me dice que ese bus lo perdí.  Incrédula le contesto que no porque por ahí no pasó ningún autobús hasta ese momento,  yo estaba ahí esperando con la niña y las maletas.

¿Cómo estoy tan segura de que no pasó ningún bus?
Respuesta:
Desde donde estábamos sentadas teníamos una visión de todo el estacionamiento de Walkmart, donde tenía que pasar el bus.  Vimos llegar a todos los empleados,  pasar varios coches de policía,  dar vueltas y más vueltas a la encargada de seguridad.  Lo más parecido que vimos a un autobús fue un coche grande familiar,  lo vimos muy cerca de donde paraba el bus,  a eso de las 6.00h y corrimos detrás suyo con todo el equipaje.  La Gabi iba detrás mío gritando: mamá! Yo le decía: corre que se va el bus!  Entonces la pobre empezó a gritar: autobús,  autobús!!! El coche ya casi había salido del área de walkmart y al vernos dio media vuelta,  cuando le fui a preguntar resulta que era una señora cubana,  le pregunté por el autobús y me indicó el sitio exacto donde paraba,  justamente donde esperamos hasta las 7.25h que aquel hombre nos dijo que no era ese nuestro autobús porque él iba sólo hasta Miami. Yo estaba segura de que no lo habíamos perdido por la razón antes explicada.

Fuimos a una cabina para llamar a mis amigos de Naples Trixid y Yuset,  Trixid me dijo que me iba a picar como a una cebolla por no haber llegado,  claro que no era culpa mía.  Me estaba diciendo que buscara la manera de ir hasta la estación de Orlando, yo hablaba sin parar como cuando estoy nerviosa, y de repente aparece un hombre medio detelengao (lenguaje dominicano, dícese de una persona o cosa que se está medio cayendo o con una pinta extraña,  medio vieja o en mal estado) y parecía borracho,  al menos eso indicaba el tumbao que llevaba y el vaso de cerveza xxl que estaba rellenando co nosotros latas de cerveza barata.  El hombre estaba escuchando mi conversación y me empieza a asentir como quien sabe del tema,  me dice - no te preocupes,  yo te ayudo y te llevo- entonces ahí empecé a preocuparme de verdad.  No tenía ganas de intercambiar palabras con un borracho y menos antes de las 8 de la mañana. 

Entonces apareció Marcos,  el marido de mi amiga Juana,  en la casa donde nos hospedábamos,  como un ángel caído del cielo,  mientras yo aún hablaba por teléfono con Trixid.  Respiré profundo y le dije a mi amigo y al borracho a la vez que no se preocuparan, que ya todo estaba bien,  mientras me preguntaba interiormente Cómo Marcos sabía que estábamos en apuros.

Una vez subidas las maletas al coche me explicó que les habían mandado un mensaje diciendo que habíamos reservado con poca antelación y que no quedaba plaza para ese día,  posponiendo así el viaje para el día siguiente a la misma hora,  como si ellos tuvieran la libertad de elegir y mandar sobre el tiempo de los demás.  Yo acepté pensando que tenía su lógica y fuimos a casa de Marcos y Juana.

Hoy hicimos exactamente lo mismo,  excepto correr como locas detrás de un coche familiar grande conducido por una cubana,  de hecho,  desde que llegamos al estacionamiento nos fuimos al punto de encuentro.  Pasa la hora y nada... 5.50h, 5.55h, 6.00h, 6.15h, 6.30h... yo ya estaba muy enfadada y tenía la sensación de estar viviendo el día de la marmota otra vez,  no podía creerlo,  siempre había oído hablar maravillas sobre la profesionalidad americana,  y como soy una cándida pues me lo creía.  Estaba ahí esperando y no me movía para nada,  no sea cosa que aparezca el bus y nos deje.

A eso de las 7.00h aparece Marcos,  cuando lo veo pienso: uuyyy. Otra vez.
Me dice que le han enviado un mensaje diciendo que no nos habían ubicado,  que pasaron y no estábamos ahí.  Yo quería llorar de rabia y de impotencia porque sabía que no era verdad,  pero me contuve. Tenía que buscar un plan B, ya tendría tiempo para reclamar los 115 pavos que había pagado por no recibir ningún servicio.  Llamé a Trixid que se puso manos a la obra para buscar alternativas,  y aquí estamos,  en Kissimmee Station, otros 137 pavos.   Y sumando desventuras,  pues ya son las 11.03h y el bus tenía que haber salido a las 10.00h. Desde luego una nueva aventura nos espera ahora que acaba de arrancar el autobús.  Al menos hay wi-fi.

domingo, 2 de agosto de 2015

Veo una vida nueva

En el avión de camino a Charlotte, Carolina del Norte, estoy pensando en lo que voy a ser, como aquella canción: qué será será, lo que voy a ser será, el tiempo me lo dirá, qué será será. No sé qué me depara el próximo mes, no sé exactamente qué pasará durante los próximos meses y, la verdad, no estoy preocupada. La pequeña está dormida a mi lado y yo estoy viendo una película de Marvel, de esas que me gustan, "Los Vengadores". 

Mi única preocupación durante mi estancia en América debe ser pasármelo bien, y hacer que sean las mejores vacaciones de mi hija, tantos meses de esfuerzo han merecido la pena, cada obstáculo que se presentó por el camino ha merecido la pena, y por eso vamos a pasar un tiempo diferente, emocionante y vital que nos ayudará a ver las cosas con una perspectiva diferente. 

Sentada en mi asiento numero 8G, el que nos tuvieron que cambiar porque nos habían puesto separadas, mirando mi película de súper héroes, y con la Cuca durmiendo a mi lado, veo una vida nueva, y mucha gente no está en ella, veo el inicio de cosas fantásticas para las dos, y quiero vivirlo a plenitud, quiero ser consciente en todo momento de lo que sucede a mi al rededor, tratando de luchar por lo que quiero y deseo conseguir, vengo a recobrar fuerzas y a buscar nuevos horizontes. Estoy feliz, muy feliz, porque veo que el esfuerzo tiene resultado, y que puedo conseguir aquello cuanto me propongo.