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viernes, 26 de abril de 2013

mi diada del Libro y la Rosa

oComo no nos dan fiesta en el trabajo para el día de Sant Jordi, fiesta popular catalana, que se celebrar durante todo el día, yo decidí que pasaría un gran día. Y así fue.
Empecé como siempre y para no variar con una gran taza de café, después dediqué tiempo a mi rutina de acicalamiento a cámara lenta (...) Cuando salimos de casa mi nena y yo nos fuimos a la plaza de la Sagrada Familia. Lo primero que hicimos fue pasar por una parada de chicos de instituto que vendían sus libros para recaudar dinero para el viaje de fin de curso, no se si es que me vieron muy trentañera o un arreglada, pero me trataron como a una princesa, acabé comprándome un libro que se llama:


La ma negra, ésta es la dedicatoria que aparece en el libro; cuando lo empecé a leer me di cuenta de que era infantil-juvenil, ya que los protagonistas están en sexto de primaria. Pero la verdad es que me está encantando, el autor Jaume Copon lo ha hecho muy bien.
Nos adentramos en la plaza de la Sagrada Familia y el ambiente era de festividad total, mucha gente, muchas paradas de libros, de rosas, muchos turistas, muy buen tiempo, y mucha alegría dentro de mi por poder disfrutar de ese momento sin inconvenientes, sin más contratiempo que ir a trabajar más tarde, pero incluso tenía ganas de hacerlo. En la plaza había un chico haciendo burbujas de jabón gigantes, y la Gabriela disfrutó  de un rato fantástico con una simplez como esa. El chico dejó que hiciera un par de pompas enormes de jabón, y encima le regaló un chupachups.. la mejor mañana de su vida! Para poner broche de oro a una magnifica mañana, cuando nos dirigíamos al trabajo nos encontramos un puesto de libros, me llamó la atención unas cuantas biblias y libros sobre historias infantiles. Paramos a comprar el cuento de la nena pequeña, ya que habíamos comprado el de la nena grande. Al final nos llevamos el Arca de Noé, de Enid Blytom, autora de inumerables libros. Y además nos regalaron una linda rosa de papel, otra rosa brillante, y una caja de Inforelax, sí habéis leído bien, infusión relajante, fue un poco raro, pero el chico me dijo: quieres una rosa? y le dije- vale. Después de dice : quieres una infusión? (mientras me ofrecía la caja) Y yo, claro, no supe decir otra cosa que: vale. Y así llegamos a mi trabajo, cuando hube dejado a la nena en el cole, recibí por cortesía de mi jefa el siguiente libro: Después del terremoto, de Murakami.



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