Empieza la semana ¿A quien le gustan los lunes? Reconozco que todos necesitamos una dosis de rutina para mantener la mente y el tiempo ocupados. Pero sería genial poder decir un lunes: hoy no me levanto de la cama. Mucho más si es un lunes de primavera lluvioso y gris, después del cambio de hora. Al menos yo, estoy desorientada, cansada, melancólica y con ganas de enviarlo todo a paseo, incluso a mi misma.
Pero luego te levantas de la cama, te tomas el café, preparas la mochila de la niña, luego despiertas a la pequeña y te das cuenta de la suerte que tienes en la vida por ver ese angelito abrir los ojos y darte los buenos días. Pierdes un poco de tiempo a dándole tantos besos como puedas, luego a a toda prisa haces el resto de las cosas. Sales de casa con niña, paraguas, chubasquero y muchísima prisa; entonces ves pasar el autobús por delante de tu cara, una voz en tu cabeza te dice: dile adiós.
Corres tanto como puedes, tu hija va cantorreando una canción, que es la banda sonora de aquel momento. Llegas al cole y te despides con un beso que te sabe a poco, porque sabes que no la volverás a ver en todo el día. Vuelves a casa y desayunas con calma.
Entonces miras por la ventana y das gracias a Dios por un día más de vida, por la salud, y pides perdón por esos pensamientos de mandarlo todo a tomar viento fresco, cuando hay tanta gente que no ha podido vivir el último lunes de marzo.
Dale vida a todo aquello que te mantiene con vida, y disfruta.
Aun así, me hubiera gustado quedarme en la cama un ratito más.
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